Soy Miguel Del Olmo, explorador de senderos.
Siempre me gustó caminar, descubrir nuevas rutas, encontar atajos…
Si te fijas, para lo bueno y lo malo, la vida es como un camino.

Sabes que tiene un inicio y un final.
Te marcas objetivos y metas, pero se presentan dificultades.
Conoces a gente… A unas las dejas atrás y otras te acompañan toda la vida.
A veces el terreno se vuelve escarpado y hay maleza que impide avanzar.
Puede que te invadan dudas y miedos, y te preguntes si has elegido la senda correcta. ¿Quizá hubiera sido mejor ir por otro lado?
Hace falta tener energía y conocerse a uno mismo para enfrentar el camino.
Así ha sido para muchas personas.
He dado muchos pasos a lo largo de mi vida en una búsqueda constante.
Curioso que es uno, oye.
Me di cuenta que hiciera lo hiciera, necesitaba sentirme bien conmigo mismo, respetar mis necesidades y aprender a escucharme.
Se trata de conectar con ese impulso que te empuja a perseguir lo que quieres.
Para eso tienes que estar bien. Cuerpo y mente tienen que ir de la mano.
Después de dar muchos palos de ciego, casi por casualidad, descubrí las prácticas del Seitai.
Era lo que necesitaba para aprender a cuidarme.
Han pasado ya 11 años desde entonces y cada día estoy más fascinado con lo que descubrí. Por eso sentí la necesidad de compartirlo.
Y ese es el motivo por el que ayudo a las personas que quieren fortalecer su salud de forma natural, a través del movimiento espontáneo.
Es la manera de sacarle todo el jugo a este juego.
De tener lo que necesitamos para sortear los acontecimientos que se nos presenten, ya que siempre habrán obstáculos.
Por que vida solo hay una y no estamos aquí para desperdiciarla.
Pero si para darle fuerza a nuestro sueños e ilusiones.
Para eso necesitas ganas de vivir.
De comerte la vida bocado a bocado.
Tan sencillo y tan complejo, como conocerse mejor a uno mismo para disfrutar de una vida más plena.
Se trata de viajar ligeros y dejar atrás las cosas que no necesitamos.
Debes saber qué teclas tocar, para liberar la tensión del día a día.
Entender mejor a las personas que nos rodean para que todo fluya con más facilidad.
Todo eso lo conseguí al descubrir el Seitai, una herramienta que me permitía unir la salud y el desarrollo personal.
Sigo en el camino, ya que esto es un aprendizaje que no tiene fin.
Porque a pesar de que la vida, con cierta melodía, se empeña en enseñarnos esas lecciones, mucha gente toca de oído y nunca afina su instrumento.
Como el que tiene un Violín Stradivarius y lo deja en una esquina cogiendo polvo. ¿Eres consciente que necesita ser tocado para seguir haciendo música?
Quizá te estás preguntando si yo te puedo ayudar a conectar con la vitalidad de esta forma.
Pero creo que lo mejor es que me conozcas un poco más y lo valores tú. Tan sencillo como apuntarte a mi lista de correo y leerme. Con un clic estás dentro y con otro fuera.
Por si aún te quedan dudas, y necesitas saber si en realidad aquí hay algo para ti, quizá esto te ayude:
- No soy ningún maestro ni un gurú. Soy un guía, alguien que empezó este camino hace ya algún tiempo. Te acompaño para que aprendas de ti, siempre desde el respeto y sin dar lecciones.
- No comparto ninguna técnica o terapia. Por ahí puedes encontrar otras ofertas en esa línea. Lo que muestro es más una cultura, una filosofía. Tiene una serie de prácticas sencillas que te pueden ayudar a lo largo de toda tu vida.
- Debes saber que soy un egoísta, ya que enseño porque es la mejor manera de aprender. Si lo hacemos juntos, ganamos los dos.
- La teoría es útil, pero aún lo es más experimentar y observar la vida, la mejor maestra. Desde el movimiento espontáneo puedes aprender de lo que te sucede a ti y a las personas que te rodean.
Y aunque no lo parezca, hay algo que hilvana todo este relato. Un deseo de aprender, de entender a las personas y acompañarlas mejor.
Yo sintonicé con el Seitai y sus sencillas prácticas que le dio sentido único a esta historia.
Si tú quieres, puedo ir compartiendo contigo lo que voy descubriendo a cada paso.
Te dije al principio que soy explorador de senderos. Si hacemos el camino juntos, quizá te evite algún tropiezo.